miércoles, 21 de abril de 2010

El problema no es Garzón. El problema fue la Transición


Declaración de Izquierda Anticapitalista


El escándalo generado por el procesamiento al juez “superestrella” Garzón por su decisión de investigar las “desapariciones forzadas” bajo la dictadura franquista, dando así la razón a las acusaciones de “prevaricación” presentadas por sus herederos falangistas y similares, ha vuelto a sacar a la luz el debate sobre la transición política y, más concretamente, la significación de la Ley de Amnistía del 15 de octubre de 1977. Un repaso de la misma y del contexto en el que se aprobó viene a recordarnos de nuevo el carácter antimodélico de una “reconciliación nacional” que equiparó a víctimas y verdugos del franquismo.
Fue esta una Ley de “punto final”, de olvido y perdón completamente injusta, ya que, equiparó a vencedores y vencidos de la guerra civil y a franquistas y antifranquistas, permitió la supervivencia de un aparato represivo que se ha ido reproduciendo hasta nuestros días y continúa especialmente presente en el poder judicial, como estamos comprobando y han corroborado buenos conocedores del medio, entre ellos Carlos Jiménez Villarejo. Trabajos recientes como los de Alfredo Grimaldos y Mariano Sánchez Soler han venido a rememorar también que los meses y años posteriores a esa Ley fueron todo menos “pacíficos”.
Lamentablemente, esta Ley contó con el apoyo de la inmensa mayoría de la “oposición democrática antifranquista”, muchos de cuyos representantes coinciden hoy día en la crítica a la pervivencia del franquismo en muchas instituciones, medios de comunicación y partidos políticos. En la proposición que presentó en ese momento del grupo del PCE, por ejemplo, se postulaba la necesidad de “superar definitivamente la división de los ciudadanos españoles en vencedores y vencidos de la guerra civil”. Los nacionalistas del PNV y los pujolistas catalanes pidieron afrontar la nueva etapa “con olvido y superación de todo agravio pretérito”, fórmula recogida por el PSOE. Sólo el grupo de Alianza Popular mostraría reticencias que se irían suavizando hasta llevarle a no votar en contra de la Ley. Durante ese debate, el PCE mostró, además, su protagonismo reivindicando su política de “reconciliación nacional” adoptada en 1956 y apostando abiertamente por el olvido y el perdón, llegando el entonces Secretario General de ese partido, Santiago Carrillo, a declarar en un mítin: “Queremos hacer cruz y raya sobre la guerra civil de una vez para siempre” (El País, 2/10/1977).
Durante estas semanas, se están sucediendo iniciativas y acontecimientos que están denunciando las actuaciones del Tribunal Supremo, especialmente la Declaración de CCOO y UGT y el acto de apoyo a Garzón que organizaron en la Universidad Complutense de Madrid el pasado 13 de abril.
En primer lugar, conviene precisar que el rechazo a la acusación de prevaricación por parte del juez Varela contra Garzón por querer investigar las “desapariciones forzadas” bajo el franquismo no puede significar convertir el recorrido de este juez en una “trayectoria ejemplar en la defensa de los derechos humanos”, como sostiene la declaración de los sindicatos mencionados. Fuimos muchas las personas que nos alegramos de que el dictador chileno Pinochet y otros de Argentina fueran perseguidos y detenidos por sus crímenes de lesa humanidad, pero no por ello podemos olvidar, como han recordado miembros del Centro de Documentación contra la Tortura y de colectivos afines en el Estado español, que en este caso el juez Garzón es “víctima de una politización de la justicia que él magistralmente diseñó e impulsó” mediante sus actuaciones contra medios de comunicación, asociaciones, partidos e incluso defensores de derechos humanos. Tampoco podemos olvidar que en más de una ocasión aplicó el injusto régimen de incomunicación a personas detenidas o se mostró insensible ante las denuncias de tortura.

No podemos, por tanto, solidarizarnos con iniciativas “en apoyo de Garzón” que tratan de olvidar esas graves manchas en su historial. También en esto debemos preservar la memoria completa de su trayectoria, evitando convertir en “héroe” a quien también ha contribuido a vulnerar el garantismo jurídico en más de una ocasión.
Pese a lo anterior, no es difícil coincidir con muchas de las críticas que hizo el exfiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo en el acto de la Complutense y que han provocado el escándalo en las derechas de toda clase: el rechazo a los magistrados del Tribunal Supremo como manifestación de la supervivencia del franquismo judicial, su conversión en instrumentos de la “actual expresión del fascismo español” o la necesidad de defender la razón democrática y el Estado de derecho. Son precisamente esas verdades que se ha atrevido a decir en voz alta las que legitiman las críticas que, en su dìa, se hicieron desde fuerzas políticas de la izquierda radical, como la LCR y otras, al “consenso” que se hizo en la Transición en torno a una Ley de Amnistía que, a pesar incluso de la timidísima Ley de Memoria Histórica, se quiere seguir convirtiendo en una muralla frente a la aplicación del principio de Justicia Universal al genocidio franquista. El exfiscal podría haber añadido, como ha hecho en otros actos en el pasado, que ese mismo Estado de derecho se ha visto vulnerado por una antidemocrática Ley de Partidos que ha servido para ilegalizar a Batasuna mientras sigue permitiendo vida legal a esos herederos del franquismo que hoy se sienten triunfadores en su querella contra Garzón.
Por eso hay que felicitar la iniciativa tomada ahora desde Argentina en nombre de ese principio y confiamos en que siga adelante, ya que tiene que contribuir a reabrir el debate sobre la transición y la necesidad, ¿por qué no?, de reanudar una tarea que sigue siendo imprescindible y que entonces fue abortada tanto por los reformistas del franquismo como por los principales dirigentes de la izquierda. Con mayor razón cuando estamos asistiendo a una crisis de legitimidad del poder judicial que puede ser la antesala de una crisis de régimen teniendo en cuenta el descrédito creciente de la Monarquía, los escándalos de corrupción –que no sólo afectan al PP- y nuevos factores de conflicto como el que puede generar la sentencia inminente del Tribunal Constitucional sobre el Estatut de Catalunya.
Se avecinan, pues, tiempos especialmente agitados en el plano político e institucional que esperemos se vean acompañados por una reactivación de la movilización en el terreno social frente a los ataques que desde la Unión Europea, el gobierno de Zapatero y la patronal se están ya poniendo en marcha. Pero para que esa necesaria confluencia de la legítima lucha por la verdad y la justicia para las víctimas del franquismo con la que habrá que ir desplegando contra un régimen en crisis y una UE más neoliberal y autoritaria no se vea desviada por la búsqueda de nuevos “consensos” o por fuerzas neopopulistas de derecha –como la que representa el partido de Rosa Díez-, hará falta dar nuevos pasos adelante en la mayor unidad de acción posible entre las distintas fuerzas de la izquierda social, política y cultural. Una unidad que no tiene por qué buscar las unanimidades y los apoyos incondicionales a nadie sino, sobre todo, el acuerdo en torno a objetivos comunes.
21 de abril de 2010
http://www.anticapitalistas.org/

sábado, 20 de marzo de 2010

I Congreso de la Federación de Izquierda Anticapitalista- Castilla y León


El pasado 13 de marzo tuvo lugar en la ciudad de Valladolid el I Congreso de la Federación de Izquierda Anticapitalista- Castilla y León. Militantes de León, Zamora, Burgos, Salamanca, Ávila y Valladolid nos dimos cita para avanzar en la construcción de Izquierda Anticapitalista en esta Comunidad Autónoma azotada por la despoblación, el caciquismo y el abandono. Sin duda nos espera una tarea difícil; de ahí la importancia de dotarnos de esta herramienta organizativa que nos permita analizar, debatir y actuar de manera coordinada y unitaria frente a las diversas problemáticas, económicas, políticas y sociales en el ámbito de Castilla y León y avanzar así, junto a las demás Federaciones y Confederaciones de IA en la construcción de un polo anticapitalista.
En este congreso constitutivo de la Federación de IA- Castilla y León debatimos sobre la situación política actual del estado español, marcada por la profunda crisis económica y las consecuencias ya innegables que está teniendo en las clases populares. También analizamos el estado de la izquierda en el estado y la necesidad de redoblar nuestros esfuerzos en pro de la construcción de un polo abiertamente en contra del sistema capitalista capaz de hacer frente a las políticas neoliberales que no hacen más que conducir a las trabajadoras y a los sectores oprimidos a una situación cada vez más mísera y precarizada.
También tuvo su espacio el debate sobre la situación sociopolítica concreta de la Comunidad de Castilla y León caracterizada por las políticas llevadas a cabo por la Junta de Castilla y León en materias de educación, sanidad, política agraria, etc.
De esta manera las y los militantes de Castilla y León estamos dando los primeros pasos para afianzar y extender el proyecto de Izquierda Anticapitalista por estas tierras áridas. Son solo los primeros pasos, será largo el camino y no precisamente fácil, pero cargadas de ilusión iniciamos este camino y nos echamos a andar con la certeza de que otro mundo es posible y más necesario que nunca.

viernes, 5 de marzo de 2010

Contra las crisis del capitalismo ¡Revolución feminista!

Declaración de Izquierda Anticapitalista en el Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras

Otro 8 de marzo llega, y nos siguen sobrando los motivos para salir a la calle a reivindicar la vigencia y la necesidad de la lucha feminista. Y lo hacemos, con más fuerza y contundencia que nunca, porque a pesar de los avances vividos gracias a todas las mujeres que han levantado sus voces en sus puestos de trabajo, en sus hogares, en las escuelas y, particularmente, en la calle, hoy nos seguimos encontrando, en tanto que mujeres, en un mundo donde se nos continúa explotando, discriminando, oprimiendo y silenciando.
Reivindicamos la centralidad de la lucha feminista en un momento de crisis sistémicas que, lejos de solucionarse- tal como nos quieren hacer creer desde los gobiernos-, no dejan de profundizarse día a día. La crisis económica, la crisis financiera, la crisis alimentaria y la crisis ecológica vienen también acompañadas de una crisis de los cuidados, y todas ellas visibilizan de manera punzante las caras más amargas y las contradicciones de un sistema capitalista heteropatriarcal, imperialista y racista basado en la lógica del beneficio económico y totalmente indiferente hacia el bienestar y los derechos de las personas, de los pueblos y del planeta. Es por ello que la lucha feminista en estos momentos, si bien trabajando desde la autonomía, debe llevarse a cabo en alianza con todas las otras luchas y movimientos sociales que, en su denuncia de la Europa del capital, de la guerra y de las crisis, están llevando a cabo el actual ciclo de movilizaciones entorno al semestre de la presidencia española de la Unión Europea.
Las mujeres sufrimos las consecuencias de las crisis del sistema de manera particularmente dramática y severa. Las sufrimos, en el Norte y en el Sur, en unos mercados laborales que nos siguen condenando, a pesar de la hueca retórica neoliberal sobre la conciliación, la paridad y los derechos formales, a altas tasas de paro, precariedad, temporalidad y subocupación. También nos condenan a la segregación horizontal y vertical y a la discriminación salarial y en las condiciones de trabajo. Hoy las mujeres tenemos más derechos sobre el papel que ayer, pero ¡seguimos siendo trabajadoras y ciudadanas de segunda!
Sufrimos doblemente las consecuencias del recorte del gasto público y de las privatizaciones ya que, ante el declive de los servicios sociales, somos las mujeres, particularmente las mujeres de clase trabajadora, las que acabamos responsabilizándonos del cuidado y el bienestar de las personas. Muchas mujeres lo seguimos haciendo en el hogar de manera invisible, gratuita e infravalorada. Muchas otras, la mayoría mujeres migrantes, encuentran en los cuidados su única alternativa laboral, una alternativa que se mueve en el marco de la economía informal y en situaciones de precariedad, abuso y explotación. De una manera u otra, es nuestro trabajo de cuidado el principal subsidio al sistema capitalista y a unos gobiernos que hace tiempo que renunciaron a garantizar derechos sociales y que actualmente se limitan a gestionar un sistema que no deja de hacer aguas. ¿O qué se piensan pasaría si convocáramos una huelga internacional de TODAS las cuidadoras? ¡El mundo se convertiría en un caos!
Sufrimos también como mujeres la violencia sobre nuestros cuerpos ejercida en los conflictos bélicos, que con la crisis de civilización no harán más que agravarse; la sufrimos de forma cotidiana en nuestros hogares, en nuestros trabajos, en nuestras escuelas. Sufrimos también la violencia estructural contenida en cada acto de agresión, vejación o discriminación lesbófoba y tránsfoba que se da cada día en la calle, en los puestos de trabajo, en los espacios privados o desde las instituciones. Sufrimos la violencia ejercida contra las mujeres migrantes por una Ley de Extranjería clasista, xenófoba y heteropatriarcal que las convierte en ciudadanas y trabajadoras de tercera y las condena a la vulnerabilidad, la precariedad y la invisibilidad. Sufrimos de forma particularmente violenta los efectos de las crisis las mujeres jóvenes, ya que hemos soportado el mayor aumento en las tasas de paro en los dos últimos años y tenemos la mayoría de contratos temporales y becas. Sufrimos todas las mujeres la violencia ejercida por las instituciones que, en alianza con la Iglesia Católica y su política de control de nuestros cuerpos y nuestra sexualidad, siguen negándonos nuestro derecho al aborto libre y gratuito fuera del Código Penal e incluido en la Sanidad Pública.
Este momento de crisis es un momento de desconcierto, de sufrimiento y, para muchas, de desesperanza. No obstante, también tenemos que seguir reivindicándolo como un momento de denuncia, de respuestas colectivas y de posibilidades de grandes cambios. En un contexto en que las contradicciones de este sistema opresivo pesan más que nunca, es la hora de seguir ampliando, desde un feminismo de resistencia pero también de combate y reivindicación, las grietas de un sistema, que, hoy más que nunca, no se aguanta por ningún lado.
En un firme rechazo de los actuales intentos de las élites políticas y económicas de reformar aquello irreformable, tenemos que aprovechar para difundir y hacer avanzar propuestas de cambio basadas en otras lógicas: en la de la solidaridad, en la de la igualdad, en la de la libertad, en la del bien común, en la de los derechos sociales y de los pueblos. En definitiva, en la lógica de la vida. Propuestas que tengan en cuenta y combatan todas las opresiones y las diferentes formas en que éstas se entrecruzan para garantizar la pervivencia del sistema. Propuestas feministas y anticapitalistas.
Contra las crisis del capitalismo ¡Revolución feminista!

miércoles, 3 de marzo de 2010

NI PENSIONAZO NI REFORMA LABORAL. HUELGA GENERAL

LAS ORGANIZACIONES FIRMANTES DE ESTE MANIFIESTO, ACUDIREMOS A LA MANIFESTACION CONVOCADO POR CCOO Y UGT EL JUEVES DIA 4 DE MARZO A LAS 20 HORAS EN LA PLAZA DE LA MARINA CON EL COMUNICADO SIGUIENTE:
Agora Zamora- Izquierda Anticapitalista Zamora- Juventud Comunista Zamora- Plataforma Antifascista Zamora

Ni son cosas diferentes, ni hay nada que negociar. La moderación salarial, la reforma de las pensiones y del mercado laboral y el ataque contra lxs inmigrantes forman parte de un mismo plan. El plan general de la burguesía para salir de una crisis a la que su propio régimen económico ha llevado.
El capitalismo, en crisis, necesita iniciar un nuevo proceso de acumulación de capitales para volver a los índices de crecimiento anteriores a 2008. El aparato de propaganda del régimen ya se ha puesto manos a la obra para sembrar el pánico y justificar las medidas de los Estados reaccionarios. No importa que la Seguridad Social tenga superávit, lxs capitalistas quieren aumentar la productividad exprimiendo al máximo a la clase obrera y para ello tienen que acabar de desmantelar esta farsa que nos vendieron hace 30 años y que decidieron llamar, para burla de los explotados, “Estado del bienestar”.
Las medidas del PSOE muestran el carácter de clase del Estado burgués. Desde Berlusconi hasta ZP, todos los gobiernos de la vieja y pútrida Europa ponen el dinero público en las manos de la oligarquía financiera que, como principal puntal del capitalismo internacional, necesita ahora del auxilio de sus gobiernos.
La socialización de las pérdidas económicas en forma de ayudas a la gran patronal demuestra además que, bajo el capital, lo público solo es “público” cuando la burguesía no puede por sí sola sosteneruna alta tasa de ganancias. Pero cuando un sector se fortalece, lo que parecía “ser de todxs” vuelve a lasmanos de sus verdaderxs propietarixs, lxs capitalistas.Ante la ofensiva del capital ningún pacto es posible. Cuatro millones de obrerxs sin trabajo son el resultado de un largo período en que, lxs holgazanes/as que ahora nos piden “que arrimemos el hombro” se han enriquecido hasta llegar a umbrales de opulencia desconocidos hasta hace un par de décadas.
Las direcciones de CCOO y UGT firman ahora las contenciones salariales para lxs obrerxs en pro del consenso y el pacto social y se muestran dispuestas a sentarse a negociar (una vez más) con la patronal en “mesas de diálogo” en las que, está más que demostrado, siempre cedemos lxs mismxs. Treinta años de concertación social sólo han servido para ir cediendo derechos y precarizar nuestras vidas.
¿Alguien nos ha preguntado a la clase obrera si queremos ser explotadxs hasta los 67 años o que no nos suban el sueldo? El bien de la Patria Capitalista se sobrepone a los intereses de la mayoría de la población ¡Bonita democracia la de lxs patrones/as y lxs banquerxs! Las conquistas y derechos conseguidos por la clase obrera son efímeros mientras el poder del Estado siga en manos de los burgueses. Confiar en que las reformas dentro de los estrechos márgenes del capitalismo puedan mejorar de forma significativa las condiciones de vida de lxs trabajadores/as, es solo engañarnos a nosotrxs mismxs y seguir el juego a lxs ladrones/as que nos roban y luego venden lo que nosotrxs producimos. La superación del sistema capitalista es condición sine qua non para que los avancesque podamos conseguir con la lucha obrera y popular se conviertan en irreversibles. Esta certeza no niega, por supuesto, la necesidad de ir consiguiendo mejoras en nuestras condiciones de vida; sólo afirma que unalucha obrera consecuente es siempre una lucha anticapitalista.
Las organizaciones abajo firmantes hacemos un llamamiento a todxs lxs obrerxs conscientes para que se organicen contra la ofensiva capitalista. Y denunciamos el carácter reaccionario de todas las reformas impulsadas por los gobiernos para sacar de la crisis a la Banca y a la Patronal.
HACIA LA HUELGA GENERAL, CONTRA LA OFENSIVA DEL CAPITAL

domingo, 21 de febrero de 2010

¡ESTO SÓLO SE DETIENE CON UNA HUELGA GENERAL!

Ni son cosas diferentes, ni hay nada que negociar. La contrarreforma de las pensiones, la moderación salarial y la reforma del mercado laboral forman parte de una misma política. El gobierno está cediendo ante las exigencias de bancos, aseguradoras y multinacionales. Los causantes de la crisis quieren que la clase trabajadora siga pagando sus consecuencias. La alarma sobre la inviabilidad del régimen de pensiones es una operación de intoxicación de la opinión pública. Hay superávit de la Seguridad Social, el aumento de la productividad compensa la mayor longevidad de la población, la curva demográfica tiende a equilibrarse... Y nada impide que los presupuestos generales del Estado contribuyan al pago de las pensiones. El problema es otro. Zapatero, siguiendo la estela de los gobiernos liberales europeos, inyectó sumas ingentes de dinero público para evitar la quiebra de los bancos, víctimas de su propia codicia especulativa. Este dinero ha servido para seguir especulando e incluso para comprar títulos de deuda pública que ha emitido el gobierno para financiar aquellos rescates. Ahora, el Estado está endeudado y esos mismos especuladores exigen que se recorte el gasto social y presionan para que se les abran nuevos nichos de negocio, como los planes privados de pensiones. Empieza un nuevo ataque de fondo contra nuestras condiciones de vida, terriblemente maltrechas por la explosión del paro. Grecia anuncia los tiempos que se avecinan. Esto no se detiene con amables conversaciones. El acuerdo de contención salarial firmado con la CEOE es irresponsable: sólo el mundo del trabajo adopta compromisos, mientras que las empresas tienen toda laxitud para descolgarse. La reforma laboral se avista como un nuevo recorte de derechos, abaratando el despido, redistribuyendo el desempleo más que el trabajo (con el "modelo alemán") y otorgando nuevas prerrogativas a las ETT. Es hora de detener esta ofensiva. Eso sólo es posible con un potente movimiento social, con una huelga general que fuerce la retirada de las contrarreformas del gobierno y que plantee un plan de medidas de urgencia social y ecológica frente la crisis. Si la huelga general "no está en la agenda de los sindicatos", hace falta que entre todas y todos la inscribamos. El giro que ha tomado el "gobierno amigo" del PSOE es la mejor manera de propulsar al PP hasta la Moncloa. Sólo la movilización ciudadana puede abrir una salida positiva. Desde Izquierda Anticapitalista proponemos las siguientes medidas urgentes:Defensa del sistema público de pensiones. Instaurar una tributación progresiva y acabar con el fraude fiscal, estimado en 80.000 millones de euros. Más de lo que haría falta para pasar de inmediato a la jubilación a los 60 años, liberando puestos de trabajo.
Semana laboral de 35 h sin pérdida de salario. Salario social de 1.200 euros. Prolongar la cobertura del desempleo indefinidamente. Suspender los desahucios.
Defensa de los servicios públicos contra las privatizaciones y la austeridad presupuestaria. Que los recortes se apliquen a las dietas ostentosas (empezando por la Casa Real) y al gasto militar (¡sigue aumentando el contingente español en Afganistán!).
Prohibición de los despidos en las empresas que registren ganancias. Cambio de modelo productivo, preparando la reconversión de amplios sectores (automoción, construcción...) hacia actividades socialmente útiles y medioambientalmente sostenibles.
Nacionalización de la banca, bajo control social, para constituir un servicio público de crédito y ahorro que permita pilotar esa transformación. Nacionalización de los sectores estratégicos de la energía y las comunicaciones.
¡ HACE FALTA YA UNA HUELGA GENERAL!

domingo, 7 de febrero de 2010

Deterioro salarial y distribución de la renta

La redistribución de la riqueza debe ser, a juicio del autor, el primer punto de un intento serio de cambio del modelo productivo.
El estallido de la crisis ha desencadenado un debate público sobre la necesidad de un cambio de modelo productivo en la economía española. Tanto el Gobierno –a través del proyecto de Ley de Economía Sostenible– como la patronal y las grandes centrales sindicales han hecho públicas sus posiciones al respecto. Sin embargo, hay un elemento que sigue sin estar en el centro del debate: la necesidad de que el cambio en el modelo productivo se ancle a un nuevo patrón de distribución de la renta y la riqueza.Durante los últimos 15 años, el Producto Interior Bruto (PIB) español ha crecido más de un 60%. Sin embargo, los beneficios de dicho crecimiento han sido repartidos de forma sumamente desigual. Mientras que las rentas del capital experimentaban un crecimiento extraordinario durante estos años, las rentas de los hogares asalariados han permanecido prácticamente estancadas.Según datos del Barómetro Social de España, entre 1999 y 2007 los beneficios empresariales experimentaron un crecimiento (en términos reales, una vez descontada la inflación) de casi el 50%. El valor de las acciones y demás activos financieros aumentó un 90%, y el patrimonio inmobiliario se revalorizó un 125% aproximadamente. Durante este periodo el salario medio apenas creció un 1%, la pensión media un 18% y la prestación media por desempleo un 4%.Mayor desigualdadComo consecuencia de todo ello, el peso que los salarios tienen en la renta nacional no ha hecho sino disminuir durante la última década, pasando del 60% al 55%. Paralelamente, el ratio entre el patrimonio medio del 25% de hogares más ricos y del 25% de hogares más pobres pasó de 33,4 en 2002 a 41,0 en 2005. Este aumento refleja el incremento de la desigualdad entre asalariados y hogares cuyas rentas provienen en mayor medida de activos financieros e inmobiliarios.¿Cómo entender entonces que, en este contexto de regresión social, el consumo privado haya actuado como uno de los motores del crecimiento? Debido a que el sostenimiento de los elevados ritmos de consumo se ha asentado en un fuerte nivel de endeudamiento, así como en una sostenida reducción del ahorro medio por hogar. Pero también la deuda de los hogares esconde realidades muy diversas: mientras que para el 40% de hogares de menores ingresos la carga anual de esta deuda como porcentaje de su renta es superior al 30%, para el 20% de hogares más ricos apenas es del 10%. Es decir, que la clase trabajadora ha experimentado el endeudamiento y el desahorro como una imposición –fruto de la regresión salarial– para sostener su nivel de consumo (en particular, el acceso a la vivienda).Además, la enorme creación de empleos entre 1996 y 2008 (con más de 500.000 empleos netos al año) no ha frenado este vendaval de redistribución regresiva. La causa ha sido la continua pérdida de derechos laborales y la fuerte extensión de la precariedad. La masiva proliferación de los contratos temporales, así como la fuerte rotación en el puesto de trabajo, el progresivo abaratamiento del despido y, en definitiva, la desreglamentación del mercado laboral, han conllevado crecientes dificultades de reivindicación y negociación sindical y, con ello, un generalizado deterioro salarial.La llegada de la crisis ha evidenciado el fracaso económico y social de este modelo productivo y distributivo. Pero esto no ha impedido que sus efectos golpeasen con mucha mayor intensidad a los hogares asalariados que a las rentas del capital: se ha impuesto la congelación salarial y se han perdido 1,4 millones de puestos de trabajo entre 2008-2009; mientras tanto, la bolsa española se ha revalorizado un 75% entre marzo y diciembre de 2009. Este proceso de privatización de los beneficios y socialización de las pérdidas no revierte –al contrario, intensifica– el patrón de distribución de la riqueza de estos últimos años.Un verdadero cambio de modelo productivo exigiría un nuevo patrón de distribución de la renta y la riqueza, que introdujese un giro de 180 grados en la tendencia de regresión social de estas últimas décadas. El resto son meros brindis al sol que no se traducirán en una mejora sustancial de las condiciones de vida de la mayoría social.

Nacho Álvarez es investigador del Departamento de Economía Aplicada I, UCM y militante de Izquierda Anticapitalista